¿Y tú? ¿También has sufrido EDADISMO?

 

El Lunes pasado recibí el Premio Talento Joven – Carné Joven 2018 de la Comunidad de Madrid en la modalidad de cultura. Había 5 categorías: deporte, emprendimiento, voluntariado, medio ambiente y cultura. Este premio, en la modalidad de cultura, reconoce a una persona menor de 30 años de la Comunidad de Madrid en cuya obra y trayectoria transmitiera valores. Además de los cortometrajes que he dirigido y producido, en mi candidatura presenté el encuentro del Meeting de Cine.

Recibir el Premio Talento de la CCMM fue emocionante.

Recibir el Premio Talento de la CCMM fue emocionante.

Estoy muy ilusionada con este premio porque desde que me inicié en el mundo del cine, me he dado cuenta de lo importante que es que a uno le reconozcan. Y aunque también es importante, no me refiero específicamente por mi profesión, sino por el hecho de que nuestra juventud a veces confunde a la gente dado que las expectativas sociales sobre lo que debe o suele hacer una persona “joven” no se ajustan a nuestro potencial ni impacto.


Hay gente que afirma que “no es tan frecuente encontrar a jóvenes que emprendan sus propios proyectos”. Me suena raro escuchar esto por dos motivos, pero principalmente porque no lo comparto. Yo diría que no es tan frecuente encontrar a gente (en general, e independientemente de la edad) que emprenda sus propios proyectos. Pero ni siquiera ello me sigue sonando bien, dado que conozco a una gran cantidad de gente (y entre ellos muchísimos son jóvenes) haciéndolo, que independientemente de los obstáculos que encuentran en el camino se esfuerzan en sacar adelante aquello por lo que trabajan. Existen muchísimos  ejemplos, como los cineastas a quienes he entrevistado para mi libro (a quienes podéis conocer aquí), pero también en otros sectores, como el tecnológico, el empresarial, o el artístico en general, cuyos logros son verdaderamente sorprendentes y que están hoy en día aportando socialmente.

En mi opinión, gozar de juventud es un arma de doble filo. Siempre es mejor tenerla a no tenerla, pero acarrea la posibilidad de ser prejuzgado como no tan bueno que si se tuviera más edad, especialmente antes de darme una oportunidad para ver resultados o mis trabajos. Esta misma mañana he acudido a hablar con un potencial patrocinador para un proyecto, que me ha contado las malas experiencias previas que ha tenido a la hora de participar de proyectos organizados por estudiantes universitarios. Él razonaba que el motivo de su desorganización era la falta de experiencia, acarreándola directamente a juventud.

Probablemente tenía razón en cuanto a la falta de experiencia y profesionalidad de los estudiantes con los que se encontró, pero ello viene en detrimento del resto de jóvenes cuyas capacidades y profesionalidad no corresponde con lo que la gente asume dada nuestra edad. También ha habido al menos dos ocasiones en las que en entrevistas de trabajo me han preguntado por mi edad (con número). Para mí, esto es siempre una mala señal. A ello, yo trato de que cuento con 6 años de experiencia en la profesión, que es lo que realmente deberían necesitar saber.

Día a día, tengo que poner un doble esfuerzo: por un lado, un esfuerzo por sacar adelante mis proyectos, y por otro, conseguir que me valoren independientemente de mi edad cuando he de involucrar a alguien mayor que yo, que no me conoce, en un proyecto. Me gustaría que, cuando digo que tengo una productora, los demás entiendan mi empresa con la seriedad y contundencia con la que yo entiendo que es una empresa, y no como una adaptación menor del término ajustado a los años que llevo viviendo en este planeta. Que me digan que una obra está muy bien para la edad que tengo, es en mi opinión un intento pobre de cumplido.

Desde un punto de vista más práctico, este premio es un gran impulso para poder terminar mi libro, Instinto Cineasta, donde quiero transmitir a cineastas mis conocimientos iniciándome en la profesión, dado que encontrar recursos y sacar adelante una obra es extremadamente difícil, especialmente al comienzo. Hay gente que me ha comentado que es una proeza publicar un libro antes de los 25 años. Yo diría que es una proeza publicar un libro. Conozco al menos a diez escritores con al menos una novela publicada que son de mi edad o menores que yo. Por eso creo que los reconocimientos son importantes, para dar a conocer y poner en valor los proyectos de personas independientemente de nuestra edad (en este caso) u otras características o circunstancias. Con información y referentes, espero que todo se vuelva un poco más fácil. Uno de mis objetivos es erradicar la mentalidad limitante de la edad y sus prejuicios. Porque “cuando sea mayor” es una frase que creo que ha perturbado a toda nuestra sociedad. ¿Por qué no ahora?

La discriminación por la edad tiene un nombre: #edadismo. Pero los jóvenes no somos los peores parados. Las consecuencias del edadismo son nefastas profesionalmente para mayores de 50 años. Leer más sobre el edadismo aquí.

¿Y tú? ¿Alguna vez has tenido alguna experiencia de edadismo? Puedes compartirlo en los comentarios abajo: