Los productores de cine hablan: reaccionando a la crisis climática

 

La crisis climática y el sobrecalentamiento global es un hecho. Todos tenemos que contribuir o nos extinguiremos. Parece obvio, ¿no? 

Los objetivos a conseguir son 17, marcados en la Agenda 2030. Averigua cuáles son aquí.


Mucho del impacto lo hacemos en nuestras casas, escogiendo qué comer, separando los residuos, optando por un medio de transporte u otro, y todo lo que hacemos tiene un impacto. Si lo hacemos así en casa, ¿por qué no también cuando rodamos? Como es tan obvio, esta es la tendencia hacia la que se mueve la industria, introduciendo términos como “Green Shooting” que ya se escuchan en otros países de Europa y en Estados Unidos. 

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Ayer acudí a una jornada de Formación para cineastas comprometidos com parte del ciclo Another Way Film Festival. Estuvo muy interesante y fue muy provechoso y completo, donde aprendimos cómo producir de forma sostenible y eficiente en cada una de las partes de la producción. Puedes ver la información de los contenidos aquí. Lo más interesante fue que en el encuentro estaban involucradas productoras con proyectos de gran tamaño, como Fresco Films o Morena Films, además de la Administración Pública (Promálaga, City of Madrid Film Office, ICAA), y varias asesorías especializadas en cine que ayudan a productoras a ejecutar esta transición. Por tanto, la multiplicidad de puntos de vista fue enriquecedora para conocer los retos, perspectivas, y avances que están haciendo agentes del cambio de esta industria, y que van marcando el camino hacia lo que todos debemos ir. 

experiencias de producción sostenible

Los cambios a los que las productoras nos tenemos que adaptar  impulsados por la Administración Pública: 

Desde el ICAA, Jaime Alejandre comentó que estaban terminando de elaborar una Guía de buenas prácticas de nuestra acción con un análisis del sectores y de los subsectores que proveen a la industria del cine, es decir, de toda la cadena de valor. Como el impacto de nuestra actividad económica es tanto directo (lo que causamos cuando producimos) e indirecto (los impactos de los proveedores que escogemos para nuestra producción), tiene sentido que se mire desde la perspectiva de toda la cadena de valor. 

La administración pública se está preparando para acoger nuevas medidas para fomentar y posteriormente obligar a ciertas prácticas. En un primer lugar, los incentivos serán puntos, fondos para contrarrestar el impacto negativo de nuestras producciones, y posteriormente se convertirán en obligaciones y leyes o medidas como la incapacidad de acceder a fondos públicos sin cumplir un estándar de sostenibilidad, e incluso tener partidas en el presupuesto de elaboración de una película destinadas exclusivamente a mitigar el impacto medioambiental negativo. En un futuro próximo, al igual que calculamos un presupuesto, calificamos por edades una obra, o pensamos en lo que vamos a gastar en tiempo  y dinero, también será igual de importante pensar en el impacto medioambiental que causa nuestra acción. Se pedirá una memoria con mediciones de nuestro impacto: de los litros de gasolina gastados, los kilómetros recorridos en transportes que emiten CO2 directamente a la atmósfera, los litros de agua empleados, un listado de medidas que se hayan puesto en práctica para mitigar los impactos negativos y aumentar los impactos positivos, y una evaluación de cómo estaba y cómo se dejó la localización en el caso de que se ruede en exteriores. 

Esto suena complejo de calcular, pero en realidad no lo es. En Promálaga el Ayuntamiento de Málaga ha impulsado la creación de una calculadora de tu huella de CO2 especializado en el sector audiovisual. Próximamente tendrán una reunión con todas las Film Office de España de tal forma que puedan validar esta tecnología y posteriormente ofrecerla de forma gratuita para el uso público. 

¿Qué podemos hacer para producir de manera más sostenible?

En resumidas cuentas es lo mismo que en casa pero en un rodaje. Tener en mente el impacto ambiental en todas las fases de la producción para planear para mitigar el impacto. 

La productora Cristina Zumárrraga compartió con todos las buenas prácticas que ella había impulsado en el rodaje de la última película de Itciar Bollaín. Desde la productora escribieron un manifiesto con una serie de prácticas que iban a permanecer vigentes todo el rodaje.

  1. Distribuir sólo materiales digitales, fomentando el uso de tablets. Sólo se imprimirá lo imprescindible y nunca a color. 

  2. No se utilizarán plásticos de un solo uso. Para esto, al equipo se le regaló una cantimplora, aunque en próximos rodajes, la idea es que cada uno traiga la suya de casa, dado que fabricar una cantimplora por técnico por rodaje sigue teniendo un impacto ambiental negativo. 

  3. Hicieron una medición de los litros de gasolina gastados. Posteriormente vieron que también habían de haber medido los kilómetros recorridos para poder calcular el impacto en toneladas de CO2 emitidos a la atmósfera por kilómetro. 

  4. Tanto en oficina como en rodaje se implementó la separación de residuos, además de evitar generar residuos innecesarios. 

  5. Las luces para el set serían led, dado que consumen menos. 

  6. En cuanto a transporte, se priorizaron los viajes en tren frente a coche. En el caso de que fuera imprescindible el uso del coche, irían siempre llenos, y tanto el equipo técnico como el equipo artístico compartieron viajes en el coche

  7. Un día a la semana el equipo comería catering vegetariano o vegano. Se ofreció la opción de solicitar carne. Hubo algunas quejas por parte de aquellos técnicos cuyo trabajo era más físico, pero se les aseguró que sería una comida contundente y no hubo problema y nadie solicitó la opción carnívora. Asimismo, los utensilios para comer siempre serían reutilizables, no de usar y tirar. 

  8. El café no vendría en cápsulas, sino a granel, producido de cercanía y de comercio justo. 

  9. El vestuario fue reutilizado o alquilado, no fabricado desde cero para un solo uso en este largometraje. En el departamento de arte igualmente trataron de fomentar la sostenibilidad, reutilización de materiales, y medidas de impacto positivo. 

  10. En el departamento de peluquería y maquillaje, no utilizarían productos nocivos para el medio ambiente ni testados en animales.

  11. Contaron con un “delegado de sostenibilidad” para velar por todas estas medidas. Esta figura ya existe en producciones de algunos países y aún le están poniendo un nombre, así que por ahora lo llamaré así. Las funciones de esta persona son, además de velar por que se cumplan las medidas, ver cómo se puede ahorrar económicamente para optimizar el presupuesto y tener el menor impacto negativo posible en el medio ambiente. Asimismo, el delegado de sostenibilidad tiene que animar al equipo para que todos se sientan realizados contribuyendo en sus departamentos. Lo ideal es que sea una persona que conozca de producción y que le apasione e importe la sostenibilidad. 

Igualmente, la cuestión es pensar cómo lo que hacemos impacta en el mundo y tratar de que sea lo más positivo posible. En otro post escribiré sobre qué medidas puedes tomar en cada una de las fases de la producción como buenas prácticas.  

La clave de que el plan de Cristina funcionase fue la planificación, y avisar al equipo de ello con anterioridad para que lo pudieran tener en mente a lo largo de todo el proyecto. 

Al final de la jornada, Carlos Bardem leyó la Declaración de la Cultura en apoyo a la Agenda 2030. Puedes leerlo aquí. Por si no conocéis lo que es la Agenda 2030, son 17 objetivos que tenemos que hacer entre toda la humanidad para no extinguirnos. Puedes encontrar más información aquí

¿Se te ocurren ideas para hacer que las producciones sean más sostenibles? Escríbelo en los comentarios.

Enlace de interés: Green Production Guide de Producers Guild of America

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DECLARACIÓN DE LA CULTURA EN APOYO A LA AGENDA 2030




 
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