Pos eso.

Vamo` a veh:

Nadie ha dicho que esta profesión sea cosa fácil, pero que sea imposible llegar a ser cineasta o que haga falta ser un genio de la imagen o tener un talento especial es MENTIRA. 

Y os voy a contar por qué, ¡y atención! porque esto es de mi experiencia de primera mano. 

STORYTIME! 📢

Como guionista de contenidos de ficción para medios digitales, un día me tocó viajar a los estudios de la productora que iba a realizar los contenidos. En el trayecto, mi jefe me advirtió que el realizador, pues, ejem, bien, era un poco suyo, tan suyo que a veces hacía los contenidos suyos, de tal forma que no quedaba exactamente como estaba guionizado. Pues bien, llegamos al plató y nos presentamos a todo el mundo. Me hizo una ilusión tremenda ver el set donde se iban a rodar los vídeos. Por fin, después de tanto tiempo desarrollando las historias e imaginándome el espacio, con la poca información que había recibido, vi la puesta en escena: completamente iluminado, con colores muy vistosos y chillones, el equipo listo en sus puestos y la actriz… ¿la actriz? ¿Qué estaba diciendo la actriz? ¡¡Pero si eso no lo había escrito yo!! 

Efectivamente, no estaba reconociendo el guión. ¿Se habían confundido y habían llamado a dos guionistas en vez de a una? ¿Habían decidido cambiarlo en el último momento? ¿Me lo había imaginado todo y estaba soñando?

Mi jefe tenía razón, me había advertido, pero sencillamente no me había imaginado el nivel de incompetencia que había allí. 

¡Corten! 

En cuanto el director cortó, el cliente nos lo presentó. El director no levantó la cabeza, terminó de leer la primera página del guión. Se levantó, y me preguntó, señalando una de las frases que reconocí como mi guión: “¿es esta la premisa de la escena?”

… what?

La frase que me señalaba era un gag. ¬.¬

Efectivamente: el director no se había leído mis guiones. ¡¡¿Para qué demonios había pasado tres semanas escribiendo?!! De verdad, no se los había ni leído antes del rodaje. Simplemente le preguntaba al cliente cuál era la premisa e improvisaba sobre la marcha. ¿Y no se le caía la cara de vergüenza?

Podéis pensar que era por ser el primer rodaje, que tal vez le habían llamado para el trabajo en el último momento o… ¿ Pues no. Era un auténtico chapuzas, y no me creo que con el despliegue que había en el plató le estuvieran pagando poco. Por si esto fuera poco, uno de los requisitos de los vídeos es que no podían durar menos de X minutos, así que lo que hacía el director era poner el cronómetro del móvil y cortar en cuanto veía que tenía suficiente metraje, fuera de lo que fuese. Y la pobre actriz… es la que peor parada salió. Al fin y al cabo, mi nombre nunca iba a aparecer por ningún lado, pero ella estaba poniendo la cara, ¡y bastante que hacía! Era muy resuelta, trabajaba con lo que tenía, pero yo creo que lo estaba pasando un poco mal, la verdad… 

Cuando terminó el rodaje, les dije a mis amigos: “chicos, ¿os acordáis que os dije que me acababan de contratar para un trabajo súper chulo? Pues creo que me van a despedir”. Habiendo visto que lo que se rodaba no era lo que yo había escrito, y pareciendo que al cliente no le importaba demasiado, automáticamente me convertía en prescindible. Tanteé a mi jefe y me dijo que no me preocupase, que de cara al siguiente rodaje (dado que era producción en serie) les seguiría haciendo falta. 

Luego miré la web de este director de publi… y había dirigido para marcas grandes, algunas de supermercados, de coches, todas reconocibles; y a juzgar por el portfolio, seguro que cobraba un pastón. 

Y claro, durante la postproducción, pues evidentemente surgían problemas, porque no les había dado tiempo a rodar todo, o habían hecho una adaptación in situ que no tenía sentido… y para colmo, en uno de los rodajes, este director me dijo “Marieta, escribe los vídeos con principio, nudo y desenlace, por favor”. Ahora me estaba diciendo cómo tenía que hacer mi trabajo... ¡ante su incompetencia! Menos mal que no había por dónde cogerlo, “sólo” me tocó aguantarle. 

Cuando salieron los vídeos, todos mis amigos y familiares querían verlos. Estaba tan contenta al firmar mi primer contrato de trabajo como guionista a tiempo completo que se lo había contado a todo el mundo, y claro, a mí me daba vergüenza que vieran esos vídeos. Al fin y al cabo, nada de lo que había escrito se veía reflejado en pantalla, y los vídeos eran un truño… 

Me daba rabia porque yo sabía que si dirigiese yo, los vídeos hubieran salido infinitamente mejor. Pero mira, si hay algo que me llevo de esta experiencia, es que si hay gente ganando tanto dinero, y viviendo de esto, y que les llaman marcas importantes, y pueden llegar a esto incluso sin haberse leído el guión, pues mira, muy difícil no debe ser. En cierta forma, fue un boost de confianza. Y creo que tú también lo puedes enfocar así. 

¿Que tienes una peli y no sabes por dónde empezar a moverte ni a buscar financiación o recursos ni nada? Pues no te preocupes, ¡truños han existido antes! ¡Y se han producido! ¡Y no son pocos! Si se ha producido “eso” y se ha estrenado en cines, independientemente de si ha tenido éxito o no, ¿cómo no vas a conseguir tú hacer tu película? 

De hecho, no sé si conocéis la historia de la pero película de la historia (valga la redundancia), pero yo me partí de risa con la peli sobre la peli (valga la redundancia otra vez) The Disaster Artist

Sal ahí fuera, y a por ello. Tú no vas a ser menos. Y si no sabes por dónde empezar, te dejo por aquí mi libro. 

¿Has vivido alguna historia parecida? ¿O alguna experiencia que te haya cambiado tu perspectiva o creencias? Escríbelo abajo en los comentarios. Para mí esto fue claramente una historia de crecimiento profesional. La verdad, nunca me hubiera imaginado que diría esto de ver tanta incompetencia, pero en fin, de todo se aprende.

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Recuerda que mi libro Instinto cineasta ya está disponible en papel y en Kindle aquí.