Cómo quedar bien tras rechazar un proyecto
En un post anterior, ya hablé sobre cómo saber cuándo rechazar un proyecto y cuándo no. Pero ahora, cuando tienes claro que no debes involucrarte en el mismo, ¿qué hacer?
Cuando llega el momento de decir que no a un proyecto, ¿cuál es la mejor forma de hacerlo?
Todo el mundo entiende que el tiempo es limitado, pero decir “no tengo tiempo” realmente quiere decir “no eres tan importante para mí como para entrar dentro de mis prioridades actuales.” Al fin y al cabo, para listos y torpes, atractivos o “del montón,” el día tiene 24 horas.
Uno de los miedos que me surgía a la hora de tomar la decisión de no participar en un proyecto, era saber comunicarlo para que aunque no pudiera participar, la otra persona se siguiera sintiendo valorada y respetada.
Una de las cosas que puedes hacer es explicarle por qué no te unes, con lo que hayas reflexionado. Probablemente quien te proponga dicho proyecto es porque te valora y por eso quiere que participes, de modo que si explicas qué estás buscando y en qué quieres centrarte para justificar por qué no puedes entrar en el proyecto, podrá ponerse en tu lugar y entender tu motivación. Además, de esta forma si escucha sobre una oportunidad en la línea de aquello en lo que te gustaría participar, es más fácil que se acuerde de ti si se lo cuentas.
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Otro de los miedos que pueden surgir en este momento es que por no aceptar un proyecto una vez, no piensen en nosotros para volvernos a llamar. Aunque pensar esto es inevitable, puedes explicar que aunque ahora no puedas unirte, no dejen de contar contigo para futuras ocasiones. Es imprescindible siempre dejar una puerta abierta para que te sigan llamando en el futuro, y tratar a todo el mundo con la educación y el aprecio que nos gustaría.
Una forma de mostrar esto es, aunque no puedas comprometerte todo lo necesario, buscar la manera de ponerle en contacto con alguien que sí que pueda realizar el trabajo, o aportar tus conocimientos en la medida que puedas para indicarles dónde pueden encontrar lo que necesitan.
Por último, y el caso más peliagudo, es cuando te enfrentas a abandonar un proyecto al que ya te habías comprometido. Para prevenir y evitar que esto suponga una decepción para el equipo, en el momento que te unes, es bueno tener una conversación transparente con quien te comprometes para que sepa qué abarca tu compromiso: qué estás dispuesto a dar, qué no, y en qué contexto es posible que te retractes. En mi opinión, ser transparente es siempre más positivo que callarte algo que luego puede resultar un problema, ya que dado el caso siempre resultará más sencillo.
Si llega a darse el caso de que finalmente no puedes participar, has de hacerlo de tal manera que suponga el menor perjuicio posible para el proyecto y el equipo. Lo ideal es que propongas una alternativa de alguien que pueda hacer tu función por ti, porque de lo contrario dejarás colgado al equipo. Además, cuanto antes lo hagas, menor problema será ya que el proyecto tendrá más tiempo de reacción.
¿Recuerdas alguna experiencia en la que hayas tenido que abandonar un proyecto? ¿Cómo fue? Déjalo en los comentarios abajo :)